El señor Vargas Llosa será mejor o peor, es asunto suyo, pero el escritor es magnífico, y eso es asunto de todos.
Es conveniente separar al artista o al filósofo del ser humano, más o menos admirable. Por ejemplo Bertran Russel: un ídolo para mí como filósofo, y parece que un desastre como persona humana.
Pero cierto es que cuando ambas caras de la moneda son admirables, como ocurre con Susan Sontag, entonces esto se convierte en una gran fiesta.