O sea: la Generalitat anuncia repetidamente y contra toda lógica que van a acometer una consulta ilegal, y lo hacen engañando a sabiendas al pueblo catalán pues saben perfectamente que eso no lo van a poder hacer (porque ¿cuáles de las medidas que ha tomado el gobierno español no las esperaba la Generalitat?). Y ese engaño lo aguantan hasta que ya no es posible mantenerlo y entonces hablan de “a ver cómo superamos la agresión del estado español”.
Pero, cuánto engaño, cuánta comedia, dios; engaño no al resto de España donde nadie los creyó, sino a sus propios votantes, a los miles de catalanes que de buena fe creyeron, ilusionados, que votarían el día 9.
¿Y qué hacer ahora con la frustración de todos ellos? Está claro: reconvertirlo en más odio a “Madrid”.