Yo conozco a varias personas, creyentes y no, más cristianas que Cristo, más sencillas, más humanas, más abiertas y más comprensivas que Él; y que también le ganan en el cariño que muestran a sus respectivos padres. Además tienen mejor carácter (incapaces de la agresividad que mostró Él con los comerciantes en el templo) y desde luego son muchísimo más trabajadoras: nada de estar todo el día por ahí correteando con doce amiguetes. Son personas, hombres y mujeres, que trabajan de sol a sol para alimentar a sus familias. Gente admirable donde las haya. Algunas de ellas, de tan buenas que son, me honran con su amistad.