…de tanto utilizarla de buena fe o por interés político e insistir en ella y hacer el loco, nos la estamos ganando a pulso.
Hace 47 años que vivo en Madrid, y en todo este tiempo jamás vi asomo de odio o manía a los catalanes (ni siquiera la mínima chanza por mi acento de “niño del Club de Polo” que tenía por entonces o por la matrícula de Barcelona que mantuve años), todo lo contrario: admiración. Hoy, la catalanofobia ya empieza a despuntar; hasta a mí me parece a veces sentirla… ¡Pero no!: fobia no, jamás. Saturación sí, y no de todos, solo del 45% .